Entre la imagen tierna de un conejo de pelo suave y el envase con un trozo de carne rosa envuelto en plástico en la estantería del supermercado hay un abismo oculto.

Se oculta por su pavorosa fealdad, injusticia y crueldad.

Los conejos se crían en jaulas porque su carne, así como su piel y su pelo, son apreciados en el mercado. Su reproducción rápida y su alimentación fácil a base de restos de cosechas, hortalizas y verduras, favorece el que haya particulares que decidan abrir pequeñas explotaciones de cría de conejos para venderlos como carne.

En una jaula de hierro que les hiere las patas, sin poder apenas moverse, por supuesto sin poder correr ni limpiarse, actividad que les es imprescindible y les encanta hacer, permanecen encerrados toda su vida hasta que el granjero decide matarlos para ganar dinero.

Los conejos son mamíferos roedores. Viven en nuestros campos mediterráneos en madrigueras construidas por ellos en la tierra en las que pasan gran parte de su tiempo en grupos de 6 a 10 individuos. Eligen zonas amplias donde construir largos corredores y tener espacio para salir y correr. Se alimentan de hierba y grano. Su máxima actividad es nocturna. Salen en busca de alimento hasta el amanecer en que vuelven a las madrigueras. Si se siente amenazado por otra especie, el conejo permanece inmóvil hasta que ve la posibilidad de lanzarse a la carrera en busca de refugio. Esta es la razón de la muerte de muchos de ellos en las carreteras.

Son muy silenciosos pero en situación de peligro o cuando están heridos emiten unos chillidos fuertes. Además se comunican por el olor y el contacto físico.

El conejo sigue siendo la principal víctima de quienes se divierten saliendo a matar al campo. Los cazadores en España se cobran alrededor de 4 millones de conejos al año. Cuando en una zona han terminado con las poblaciones autóctonas o su densidad es baja para abastecer las exigencias de la actividad de la caza, a través de las instituciones pertinentes se favorece la repoblación de áreas destinadas a cotos de caza. Existen granjas cinegéticas que proporcionan animales para ser soltados en los cotos y asesinados a tiros.

También las máquinas cosechadoras en los campos son un peligro grave de muerte para ellos.

Bella, Alba y el pequeño Hito hoy están  vivos. Algunas de sus compañeras de jaula no tuvieron tanta suerte, sus delgados y enfermos cuerpos no pudieron aguantar mucho después de ser rescatados…

Sus días de libertad empezaron cuando una mujer sensible al maltrato que damos a los animales se alertó al ver un anuncio en el que se vendían conejos.

Averiguó que se trataba de un criador que los vendía como alimento, tal vez de humanos, tal vez de “mascotas”,ahora de moda, a las que se les da de comer otros animales vivos.

En las fotografías que acompañaban al anuncio se veía el lugar inmundo y lleno de suciedad en que estaban enjaulados.

Gracias a su entereza y la colaboración de una asociación protectora a la que pidió ayuda (Mascoterossolidarios.org) se pudo cerrar un acuerdo. Al día siguiente iría a por ellos. Para la mujer lo principal era poner a salvo las vidas de 14 animales inocentes víctimas de la explotación humana.

En la siguiente llamada para confirmar la cita, el hombre le informó de que había matado ya a tres de ellos.

El tiempo apremiaba…

Pasó la noche en vela sufriendo por la suerte de los otros 11. Habían quedado a las 12:00 h . Llegó al lugar y rápido los metió en los trasportines. Corrió al veterinario con ellos a curarles las heridas, infecciones, quitarles parásitos y esterilizarles.

Lamentablemente el estado de infección hepática de uno de ellos hizo imposible salvarle la vida pese a los esfuerzos de todos.

Son diez individuos los que finalmente han empezado a disfrutar de sus primeros días al sol y al aire. Diez preciosas personas de aspecto algodonado pero muy delgado que ya no acabarán en la cesta de la compra.

Ahora, en El Hogar de Luci, 3 de ellos han sido adoptados, dos mujercitas de apenas 9 meses y un bebé de 3 meses podrán tener una vida propia, comer la hierba fresca, formar colonia, relacionarse. Podrán vivir en un entorno sin peligro donde pertenecer a la tierra como el resto de los animales que allí han encontrado refugio a salvo del comportamiento injusto del humano que olvidó la igualdad que nos une al resto de animales del planeta que habitamos.

¡Bienvenidos Bella, Alba e Hito, a estas tierras de paz, donde por fin tendréis vuestro Hogar!.

Si no te parece correcto explotar y asesinar animales, si crees que es tarea de todos cambiar la situación tan injusta que los humanos les hacemos vivir. Colabora en este cambio de consciencia. Hazte voluntario, socio o apadrina a un habitante de El Hogar, hay mil formas de colaborar y entre todos podemos hacerlo posible.

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