Un chico animalista, que ayuda como voluntario en una protectora de animales, vio que había una ratita bebé, encima de la caseta de un perro, que necesitaba ayuda y decidió rescatarla. Apenas se movía, estaba muy encogida y con los ojos cerrados. Seguramente debió sufrir una caída porque estaba con síndrome vestibular: perdía el equilibrio, balanceaba la cabeza… Se la llevó a casa, estuvo alimentándola con biberón y cuidándola, hasta que contactó con nosotras.

En El Hogar decidimos acoger a la pequeña Miky, ponernos en manos de veterinarios y empezar el tratamiento para curar el síndrome vestibular. En unos días ha mejorado mucho y ya está sociabilizando con su compañero Andreu, con quien va a vivir en un parque lleno de columpios, escaleras y cuevas por donde correrán y saltarán felices.

¡Si tú también eres una enamorada de las ratas, amadrina a la dulce y amorosa Miky!