Umi es más pequeñita, tranquila y prudente, y le gusta correr muy rápido, más rápido que el viento y los besos en la nariz.

Mulán y Umi fueron rescatadas con 2 y 3 meses de vida de una granja de explotación, nunca habían visto el sol ni puesto las patitas en la tierra, en la granja las aguas de las inundaciones se cobraron la vida de otros cerdos grandes y bebes que flotaban ya ahogados mientras ellas luchaban por vivir.

Por suerte la gente de la asociación de protección animal: APAExóticos, estaban cerca y lograron rescatarlas.

Ellas las cuidaron y protegieron curando la gran neumonía que desarrollaron al haber tragado agua con purines.

Estas bebés lo han superado todo gracias a sus enormes ganas de vivir. Los inicios fueron duros, cuando ya su mundo no era gris, ahora que nadie les gritaba…, cuando ya lo que tocaban eran mimos, y en El Hogar Animal Sanctuary habíamos preparado una casa confortable para ellas, un parque grande donde podrían ser muy felices y estar seguras hasta crecer un poco más, y poder conocer y vivir el resto de su vida con Angelines, Amadeo, Rapunzel, y el resto de habitantes del santuario, las bebés enfermaron y tuvieron que ser hospitalizadas, no paraban de convulsionar, y no se mantenían en pie, a pesar de estar medicadas y con suero, su vida pendía de un hilo.

De cuerpitos pequeños, pero corazones valientes, Mulán y Umi empezaron a comer por su cuenta y dejaron de convulsionar, demostrando así sus ganas de vivir, como las de cualquier animal, humano o no, nadie quiere morir.

Superada esta crisis, y pasada la cuarentena Mulán y Umi ya corren libremente por el Santuario y comen tomates colorados porque les encanta que les explotan en la boca y disfrutan de los besos en el morito y las pedorretas en la barrigota, que siempre ayudan a hacer mejor las digestiones. Son gamberras porque pueden y roban corazones porque las dejan.

¡Amadrina a Umi y sé su amiga especial!