Una mañana soleada una familia de conejos decide salir de su madriguera a buscar alimento. 

Estando entretenidos en buscar su comida no se percatan de que los ladridos que se escuchan aparentemente a lo lejos se acercan cada vez más; cuando se dan cuenta ya es demasiado tarde: los perros están ya casi encima.

Asustada, la familia de conejos corre despavorida. Se escuchan disparos. 

El resultado final, como os podréis imaginar, es la muerte de la pequeña familia.

La caza supone la muerte de muchos conejos todos los años; los perros son entrenados para que hagan salir a los conejos de sus escondrijos y así los cazadores puedan dispararles. 
Los hurones también son utilizados para la caza, a pesar de ser una práctica ilegal. Se les hace entrar en las madrigueras para que saquen a los conejos de ellas, incluso a veces los atrapan ellos mismos y los despiezan.

Otro método de caza son las trampas en vivo que provocan altos niveles de estrés en los conejos y también el peligro de que se lo coma un depredador que pase por ahí.

Pero existen otros métodos aún más crueles, como las trampas-resorte (que, al activarse, bien dejan al conejo colgando provocándole la muerte por ahogo tras pasar por un terrible sufrimiento, o bien hacen que les caiga una piedra encima) o los típicos cepos que, a pesar de estar prohibidos por las graves heridas que provocan en los animales, siguen utilizándose.

Estas actividades, independientemente del grado de crueldad que representen o lo legales que sean, tienen siempre el mismo final: la muerte llena de sufrimiento de pequeños seres que sienten y que quieren disfrutar de sus vidas.

A veces es incluso peor, más cruel, porque matan a unos padres y su cría queda huérfana muriéndose de frío o, siendo devorada por algún depredador.

Una actividad tan llena de sufrimiento no puede ser considerada un deporte ni ser permitida legalmente. Nosotros pedimos un cambio de conciencia para el futuro. ¿Y vosotros?