Con la lluvia todo parecía ir a peor. Bajo un seto, en un pequeño trozo de hierba, se cobijaba de la tromba que caía. Cerca de él la oca contemplaba una vez más la intemperie con resignación.
- ¡Vaya tarde!. Parecía sólo una tormenta, pero llueve a mares. Tiene que ser hoy, mañana quizá ya no esté.
Iba empapado con la capucha puesta, las gafas llenas de agua, sujetando la bolsa con el pan y las frutas que le traía. Estaba tan nervioso y emocionado que no le veía. Se acercó a la valla y le llamó. Insistió.
- ¡Está ahí, está ahí!
Óscar, tímido, miedoso y hambriento dio unos pequeños avisos de su presencia.
- Me ha reconocido, mira, mira. ¡Ya sale!. Toma, te traigo pan.
Cuatro días antes, el dueño de la finca en donde estaba Óscar presumía con los clientes del bar de su nueva adquisición:
- Un pato, me lo trajeron ayer. Cuando engorde ya sabéis a dónde va a ir.
El jardín de una pequeña residencia de ancianos y hogar social del barrio era el nuevo destino de Oscar. Allí lo abandonaron.Probablemente vino de una casa en donde jugaron con él y fue acariciado. Compartiría corral con una avestruz y un ganso, encerradas allí durante años. Le recibieron advirtiéndole del poco espacio, la suciedad y la escasa comida que tendría. Con suerte viviría algunos meses entre los setos y la tierra, sin casa donde guarecerse, sin otros patos con quienes jugar y relacionarse y con el peligro constante de ser metido en una bolsa y llevado a una casa como juguete o como comida.
- A la gente le gusta comer filetes gratis
Fue la respuesta de un anciano al preguntarle por los conejos que había allí. El chico estaba decidido a retar al destino y procurar a Oscar una vida mejor, un hogar adecuado donde el “patito feo” se convirtiera en el hermoso pato adulto que se merecía.Cuando entró en el vallado un hombre arrastrando unos sacos, no lo pensó dos veces y le pidió permiso para llevarse a Oscar. Le aseguró que iría a un lugar donde le darían comida y cuidados, donde estaría a salvo y protegido. El hombre miró el cielo, se limpió el rostro cubierto de agua y dirigió al muchacho una mirada pensativa.
- Llévatelo, si lo quieres
Probablemente en ese momento el corazón del muchacho y el de Óscar botaron al mismo tiempo. El sabía cuales eran los pasos siguientes. Óscar sólo tenía la intuición de que el día se arreglaba y saldría el sol para secarle las alas. No fue exactamente salir corriendo. Alejarse de allí a toda prisa con Óscar a salvo bajo la chaqueta, cruzar calles y sortear coches como si andara a dos palmos del suelo y llegar a la casa donde pasaría su primera noche a salvo fue vivido por ambos como un sueño de alegría inmensa.
Por la mañana viajaría hasta su hogar definitivo. Le dieron la bienvenida Sandía y Melón, los dos patos de los que no se separó en todo el día. Óscar estaba seguro de haber encontrado con quién compartir el entusiasmo de disfrutar del estanque, la hierba, el sol del domingo de primavera y muchas, muchas tardes de juegos para el futuro.
Oscar vivirá feliz en El Hogar de Luci gozando de su vida, acompañado y acogido.
Ningún ser es un juguete. Los animales no son objetos de nuestro antojo a los que podamos tomar o abandonar según nos interese. Son seres capaces. Tienen emociones y necesidades reales que, sepamos interpretar o no, son importantes para ellos, les procuran alegría si las satisfacen o sufrimiento si son privados de ellas. Mucha gente cree que los animales nacieron para ser comidos y nunca han pensado en la oportunidad maravillosa que tendrían de expandir su vida si se relacionaran con ellos como seres iguales.Cada ser tiene interés y derecho a una vida plena, independiente y digna en un ambiente propio. Debemos tenerlo en cuenta y respetarlo llevando a la práctica un modo de vida en el que no los utilicemos.Ahora Óscar, en su nuevo hogar, tendrá esa existencia plena que antes le arrebataron. Gracias a la gente concienciada que trabaja en El Hogar de Luci, la que era vida de un “patito feo” se convertirá en vida de un patito guapo y feliz.
Por Ana Arámbol
Si quieres venir a conocerle, ser su amig@, ser parte de su vida, amadrina a Óscar:
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