Cuando pensamos en animales domésticos hablamos de todos aquellos que están más próximos a nosotros, que comparten nuestras vidas, nuestra casa.
Pensamos con la mentalidad que hemos heredado de nuestra cultura, según la cual algunos animales nacieron para ser utilizados, nacieron cautivos y no pueden desarrollarse nunca más en un medio natural o nacieron para servirnos de alimento.
Ignoramos el derecho fundamental que cada ser vivo tiene a desarrollar su vida conforme a sus intereses y su naturaleza porque los hemos convertido en dominio privado, en una posesión, un objeto más de consumo.
Hablar hoy día de mascotas no se reduce a nombrar razas de perros y gatos. Existen en el mercado, al alcance de todos, lo mismo que elegimos una marca de conservas, un coche nuevo o un televisor, toda una larga lista de animales a la venta: ardillas, conejos, cobayas, loros, cacatúas, salamandras, distintas clases de peces, hurones. Animales todos ellos criados para un mercado voraz que impone las reglas de oferta y demanda a productos que serán usados y tirados, abandonados cuando no los necesitemos o estén deteriorados.
Aumenta el número de criaderos y el de animales que legal o ilegalmente son “producidos” en cautividad, transportados en las peores condiciones, en cajas con demasiados ejemplares dentro, en bodegas oscuras de barcos y aviones. Hacen viajes de cientos de kilómetros de unos países a otros atados, envueltos en papel, en maletas, en jaulas, para satisfacer a los que quieren tener un símbolo de status en sus casas, un animal exótico con el que despertar la admiración, un ejemplar único o uno más en una colección.
A menudo el resultado de tales viajes es la muerte de muchos de ellos, apenas con unas semanas de vida.
Son seres vivos de cuyos cuidados desconocemos todo. Ni siquiera los profesionales veterinarios saben bien cómo solucionar los problemas que se les presentan por llevar una vida antinatural confinados en jaulas, en peceras pequeñas, terrarios ridículos, bañeras. Son alimentados de modo artificial e inadecuado y nunca se les ofrecen más que simulacros de su hábitat propio.
Las leyes que regulan el comercio de animales domésticos y exóticos se limitan a enumerar algunas reglas de bienestar animal y condiciones para su transporte y venta. No son lo suficientemente justas. Si lo fueran, excluirían a los animales de ser considerados mercancía. Tendrían en cuenta su derecho a ser libres y ocupar su lugar en la naturaleza.
Todos deberíamos reflexionar seriamente sobre la moralidad de tales comercios de vidas. Nadie debería contribuir con su demanda, con su dinero a tal injusticia con los animales no humanos.
Luz fue una de esas preciosas pájaras canarias elegida por alguien para alegrar o adornar su casa. Probablemente también su madre y la madre de su madre nacieron en cautividad.
La suerte estuvo de su lado cuando la jaula en la que le ponían el alimento y el agua cada día cayó al suelo. Un golpe del destino que no la dañó, al contrario, significó su liberación. Desde la terraza en donde la sacaban a tomar el sol emprendió su vuelo accidental.
Un joven que pasó por el lugar encontró su cuerpecito impactado por la caída pero latiendo en la acera. A su lado la ya desvencijada e inservible jaula en la que había vivido Luz sus primeros días en el mundo.
Su nombre significa la esperanza que en El Hogar de Luci ponen en cada una de las vidas de los seres que hasta allí llegan procedentes de los más diversos encuentros perversos con el hombre. Comprados, vendidos, abandonados, encerrados, maltratados. Un calvario para cada uno de ellos que termina en la estación feliz de un lugar en el que se respeta su vida, su integridad, su medio y su libertad.
Si no quieres participar en estos horribles negocios de trafico de seres vivos, no compres, adopta. Y si convives con algún animal que vive encerrado, tienes que informarte en asociaciones protectoras de animales que sean responsables y puedan asesorarte. Hazlo de la forma mas responsable, pero tienes que liberarle.
Si quieres ayudarnos a cuidar de Luz, puedes venir como voluntario/a o hacer un donativo puntual para ayudar con su manutención y cuidados veterinarios.
voluntariado@elhogarprovegan.org
https://www.elhogarprovegan.org/ayudanos-a-salvarles/donativos/