Desde hace unos días, el santuario es un hervidero de actividad. Sonrisas cómplices entre cuidadores y voluntarios, limpieza y mimos extra, y explicaciones en susurros a los habitantes, tratando de que entiendan nuestra emoción y lo que se avecina. Porque una familia está viajando en estos momentos hacia el santuario, para quedarse, para ser embajadora de otras familias como ella.
Dentro de poco, una madre y una hija, de una especie reprimida y explotada, tendrán la oportunidad de dar un paso a la libertad de todas las que son como ellas.
¡Estad atentos! Porque en unos días tendréis nuevas noticias sobre este emocionante caso que vamos a traeros para que juntos consigamos que se conviertan en representantes de todas aquellas madres e hijas que también quieren vivir en paz, juntas para siempre, como todas querríamos hacer sin importar la especie a la pertenezcamos. Todos queremos vivir con nuestros hijos, enseñarles y protegerles, vivir con nuestras madres para tener apoyo y amor incondicional y jamás sentirnos solos…EL Hogar Provegan lo ha hecho posible, gracias por apoyarnos y crear otras realidades para los animales.
Sus nombres, Ruby y Lucille…