Desde @fundacionelhogar

NOS POSICIONAMOS A FAVOR DEL LOBO Y EN CONTRA DE LA DEROGACIÓN DE LA LEY QUE LO PROTEGE

La matanza del lobo se convirtió hace muchos años en una cuestión política, donde la derecha recaba los votos del mundo rural, criminalizando a este animal importantísimo en nuestros ecosistemas y radicalizando su muerte.

Esto significa que hacen creer al mundo rural que el lobo es la raíz del problema y la decadencia que están sufriendo los que mantienen su actividad económica en el ganado extensivo en la zona norte de nuestro pais, cuando el problema de la sustentabilidad de esta actividad no es el lobo, si no las políticas productivas del gobierno y la intensificación de las macrogranjas en otros territorios como Aragón, Catalunya o Castilla la mancha las que están arruinando su economía y la vida en el campo tal y como la conocíamos.

Con la llegada de la revolución verde en los años 50, el incremento de la actividad ganadera y agrícola fue tan violento que situo los próximos 20 años hasta principios de los 70 como la época más devastadora para el lobo, y lo expuso durante 40 años más al limite de la extinción , empezando a resurgir de nuevo a partir de 2010 con las prohibiciones al Veneno, primeras leyes de protección y la protección total en 2021.

Como se ha podido comprobar el lobo es un animal sanitario del campo y de la naturaleza, pues en su estrategia de caza da prioridad a los animales enfermos y mayores de edad por cuestiones de autogestión de su energía al ser mucho más fácil obtener su comida en estos animales que han perdido ya su capacidad de refugiarse en el bosque o o defenderse, evitando la propagación de enfermedades infecciosas como la tuberculosis, que pueden llegar incluso al ganado que el humano destina para su consumo, además el lobo cumple su misión ecosistémica como animal carroñero y también limpia el monte de cadáveres de otros animales, que podrían causar propagaciones de bacterias infecciosas.

Este maravilloso animal, también cuido históricamente de la gestión de los bosques, regulando la población de ungulados como el ciervo o el jabalí, cuidando así y manteniendo la biomasa vegetal de los territorios, la cual hoy se ve mal gestionada por las agencias forestales y por la sobrepoblación provocando  de estos animales herbívoros que no tienen depredador natural y esto es algo que la caza tampoco soluciona evidentemente, como estamos presenciando por la propagación de grandes incendios.