[:es]La verdad detrás del “mushing”[:]

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Existe una leyenda del siglo XVII que ya menciona el uso de trineos tirados por perros. Sin embargo,  el primer documento que acredita esta actividad es un manuscrito que hace referencia a una carrera que tuvo lugar en 1850 en la ruta comercial situada en el ártico, entre Winnipeg y Saint Paul.

El mushing, como se conoce a estos trineos, tuvo su auge a finales del s. XIX en Alaska, coincidiendo con la Fiebre del Oro. El afán por encontrar este precioso metal, atrajo a muchos buscadores. Los terrenos eran agrestes y hostiles lo cual suponía un problema para transportar todo el material que necesitaban en sus expediciones. De este modo se difundió el empleo de perros de tiro, una alternativa que iniciaron los franceses y fue adoptado de forma internacional.

Hoy día el mushing es una modalidad deportiva de invierno. Consiste en hacer carreras sobre hielo o nieve y a veces sobre tierra utilizando una especie de carts con ruedas. Paralelamente también se ha convertido en un atractivo turístico, y entre las ofertas de muchas estaciones de esquí, se encuentran las rutas mushing.

La verdad detrás del mushing

Como cualquier actividad que implica el uso de animales, el mushing supone un abuso y explotación de los mismos. Para empezar, se recurre a la cría de razas específicas que destacan por su enorme resistencia y gran velocidad, como el Alaska Malamute o el Husky Siberiano. Todo sabemos que la cría de perros es una forma de maltrato, en la que las perras son preñadas a la fuerza y utilizadas como fábricas de cachorros hasta que sus cuerpos colapsan por la enfermedad. En cuanto a los perros utilizados para tirar de los trineos, pasan una vida de miseria y abuso, sufriendo unas condiciones similares a las de los galgos.

La mayoría de las empresas que ofertan este tipo de servicios a los turistas, no cuentan con un recinto apropiado para los perros. Estos pasan casi todo su tiempo encadenados a sus casetas, a postes o al mismo trineo a bajísimas temperaturas. Los perros, como muchos animales sociales e inteligentes, necesitan estímulos constantes, así como moverse en un entorno que les permita establecer las estructuras sociales de su manada. El carecer de ambas cosas, genera, de forma inevitable, problemas emocionales graves, que pueden derivar en agresividad y peleas. Mantener a un perro atado además provoca ansiedad, neurosis e hipervigilacia con trastornos del sueño.

Hay quien dice que los perros que tiran de los trineos, van felices y disfrutando de esta actividad. Obviamente, cuando te pasas 20h atado a medio metro de cadena o en un recinto minúsculo rodeado de heces, correr puede ser un pequeño desfogue, la ilusión de una falsa libertad.

En las carreras de mushing, los perros son forzados a alcanzar unos niveles extremos de ejercicio. Esto les provoca numerosas lesiones como fracturas o desgarres musculares. Es bastante normal que un perro pierda hasta 5kg de peso en una carrera.  La deshidratación, los problemas gastrointestinales, hemorragias internas, hipotermia e hipertermia, son también dolencias bastante comunes en estos animales obligados a correr hasta el límite de sus fuerzas. Algunos caen muertos durante la carrera. Otros pueden morir después debido al sobreesfuerzo y la acumulación de ácido láctico en sangre que intoxica el organismo. Tampoco es raro que se crucen con alguna moto de nieve y reciban un golpe o que se estrangulen con las correas que les enganchan al trineo. Y muchos de ellos terminan desarrollando enfermedades respiratorias debido a la exposición al frío.

Cuando llega la temporada baja, muchos de estos perros viven en condiciones dudosas. Hacinados en recintos mínimos o atados, y sin recibir una alimentación adecuada o los cuidados veterinarios que necesitan.

La creciente preocupación por el bienestar animal hace que muchas de estas empresas, vendan sus servicios asegurando que se cumplen todas las normativas al respecto. Estas suelen venir recogidas en el Sistema de Gestión de Calidad ISO que es un conjunto de normas que tratan de garantizar la calidad de bienes y servicios. Es decir, no protege a los seres vivos, sino que se encarga de que el consumidor no se sienta incómodo durante el servicio que está recibiendo. En cualquier caso, suponiendo que se trate a los perros con responsabilidad, es importante afirmar que no deja de ser una actividad que implica maltrato. Un maltrato con el que los consumidores están siendo cómplices. Atar a alguien a un objeto pesado y obligarle a arrastrarlo por la nieve a lo largo de varias horas y durante toda su vida, solo puede definirse con una palabra: esclavitud.

Por favor, escoge formas de diversión libres de explotación animal.

(Texto: Noemí Alba/ Fotos: https://helpsleddogs.org/)

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