Las gallinas de Guinea, también denominadas “pintadas”, originarias del oeste africano, eran ya conocidas por los griegos y los romanos.
Son animales curiosos, rápidos y muy ágiles, por ello los humanos, para impedir que escapen de su triste destino, habitualmente les cortan las plumas o les amputan una parte del músculo de las alas y así evitar que puedan volar.
Actualmente y debido a una creciente demanda, son explotadas para las industrias del huevo, de la carne y de la pesca; en el caso de los huevos se está acudiendo a la inseminación artificial para lograr una producción bastante superior a la normal, llegando a 180 huevos al año; en el caso de la carne se llevan a cabo los mismos procedimientos que en los pollos broiler, y están siendo modificadas genéticamente para que consigan engordar lo máximo posible en poco tiempo y por último sus plumas son muy demandadas para la realización de los cebos de pesca o abalorios ornamentales como pendientes.
Parece que el humano, ansioso por consumir, sigue buscando, en su insaciable codicia, nuevas especies a las que explotar, aumentando cada día el número de individuos castigados y destrozados por su mano.
Es hora de despertar, de evolucionar de verdad, de aprender a respetar y de romper este círculo de violencia que devora al planeta y a todas sus especies. No consumas dolor, no consumas productos de origen animal.
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