Cristal fue recogida de una colonia que vivía en los jardines de una urbanización.

Cristal forma parte de la misma colonia felina que Hada y que Ripley, que fue la primera experiencia de Elena, fundadora del santuario, en rescatar gatos de la calle.

Esta colonia vivía en los jardines comunitarios de una urbanización y con toda seguridad se había formado como consecuencia de los abandonos de personas que dejaron atrás la urbanización y a los gatos que vivían con ellos. Vecinos y cuidadores de los jardines quisieron deshacerse de estos gatos -alegando que causaban molestias- y tenían la intención de envenenarles. Elena, que vivía entonces en aquella zona, luchó por salvarles y encontrarles un hogar a cuantos pudo; otros se quedaron a vivir con ella para siempre. Fue así como ella entró en contacto con este mundo de la gestión de colonias, las adopciones y el activismo a favor de los más débiles.

Cristal es por tanto otra de las gatas “fundadoras” del santuario. Su vida ha transcurrido sabiendo lo que es un hogar, junto a algunos de sus compañeros de colonia y a su hermana Hada, y viendo cómo aumentaba cada vez más su familia multiespecie.

Hoy disfruta de la vida en el santuario de Tarragona, sintiéndose querida y protegida, a salvo en un hogar; a salvo de los peligros de la calle y de las decisiones de los humanos que, pudiendo salvar vidas tan a menudo, optan por acabar con ellas o por destrozarlas, abandonando a sus compañeros a su suerte en un mundo que es demasiado cruel para ellos.