Iraultza sufrió un trágico suceso: cuando cruzaba la carretera por la noche junto a su familia, un vehículo les arrolló. Su madre murió en el acto, su padre y sus hermanos pudieron huir, pero ella quedo malherida en el asfalto…

Por suerte, unas personas que presenciaron el terrible accidente se apiadaron de ella, la recogieron y se la llevaron a su casa donde la estuvieron cuidando toda la noche. Contactaron con diferentes refugios y santuarios pidiendo ayuda, así que en El Hogar rápidamente decidimos hacernos cargo de ella.

A primera hora de la mañana, Elena dejó a cargo de las auxiliares veterinarias a los animales enfermos y al resto de habitantes del santuario en manos de las voluntarias para ir al rescate de la bebé jabalina.

Primero llevó a la pequeña a un centro veterinario para estabilizarla porque perdía el equilibrio y movía los ojos rápidamente de un lado a otro y de arriba abajo. Después fueron a otra clínica de traumatología veterinaria donde le pudieron hacer radiografías y descartaron que tuviera fracturas. Así que, con el diagnóstico y siguiendo las indicaciones de un experto en animales silvestres, la bebé está con un tratamiento que le ayudará a bajar la inflamación que sufre en el cerebro y hará que termine con este síndrome vestibular.

Ella se llama Iraultza, nombre euskera que significa revolución, y haciendo honor a él ha llegado al santuario para revolucionar la vida y los corazones de todas las personas voluntarias de El Hogar. Estamos convencidas que el amor de todas las voluntarias del santuario logrará curarla física y psicológicamente.