Un bebé en medio del río intenta sobrevivir subido en unas piedras. Tiritando, muerto de miedo y frío. Una vez más, la gente del pueblo, (últimamente con más empatía hacia los animales que antes, cuando solo eran considerados para explotarlos), se vuelven nuestros aliados y, compadecidos, llaman al santuario.

Juan llega a la nuevas Instalaciones del santuario en El Esquirol e inmediatamente conquista los corazones de los voluntarios que están allí trabajando.

Ahora el pequeño Juan duerme tranquilo en El Hogar, atrás quedó la pesadilla.

Luego del control veterinario y la cuarentena de rigor para fortalecerse, Juan podrá salir corretear por sus campos y conocer a sus nuevos hermanos de todas las especies.

¡Bienvenido Juan!

Apadrina a Juan, forma parte de su familia y asegúrate de que nunca más le falte nada.