Lovin es una hembra de franjas azules de un año.

Fue el destino el que decidió que, cuando se celebraba un evento de El Hogar Animal Sanctuary cerca de la Gran Vía, unas manos amigas se encontraran a Lovin.

La recogieron del suelo, asustada, hambrienta y dolorida. Pero ya nada tiene que temer.

La pequeña emplumada tiene un muñón, ha perdido un pie, y vamos a tratar de ponerle una prótesis. Es increíble que haya sobrevivido sin cuidados médicos a lesiones semejantes. No todos los que las sufren lo logran, las que se encuentran con seres bondadosos tienen suerte.

¿Cómo llegan a tener estas heridas Lovin e individuos como ella? Los daños en las patas que causan pérdida de dedos, pies o patas enteras se deben a la suciedad humana. Hilos o pelos que se les enredan, que su pico no puede quitar y que, en cuestión de días, les estrangula el miembro, causándoles heridas e inflamación. Este proceso puede durar meses, con un dolor intenso que no les permite caminar; sufren hambre y más tarde desnutrición, lo que no ayuda a superar la infección. Si sobreviven, no vivirán mucho, pues sin caminar no pueden buscar su sustento adecuadamente en el suelo. Menos mal que sus parejas los animan, apoyan y acompañan en todo momento.

Así, Lovin fue al veterinario, pues su muñón reciente estaba sucio y muy inflamado. Con antibiótico y limpieza del muñón, y su apósito cicatrizante, en 10 días de reposo estuvo lista para dar guerra en el voladero de los discapacitados de El Hogar Animal Sanctuary, donde ahora vive feliz con otros palomos y palomas como ella. Alatriste y Lovin se han elegido mutuamente como compañeros inseparables.