Mander es un jabalí silvestre que estuvo rondando el santuario y, durante tres días, se obstinó en querer entrar. Tanto insistió que rompió la valla de hierro y tuvimos que sacarlo tres veces del parque. El cuarto día, los cazadores estaban cerca del santuario y empezamos a escuchar disparos, como cada jueves y cada domingo… Mander se puso muy nervioso, empezó a golpear la valla y decidimos dejar que entrase y hacer todo lo posible para que pasase a formar parte de la gran familia de El Hogar, con todo lo que ello conlleva. Él quería vivir en las tierras de paz, buscaba asilo donde los cazadores nunca lo matarían y podría vivir seguro, tranquilo y feliz.

Así que para cumplir con el complejo protocolo sanitario que requiere la administración en fauna silvestre, hicimos un llamamiento urgente a las voluntarias de El Hogar y vinieron rápidamente a auxiliarnos. Estuvimos dos días trabajando sin parar para terminar el parque grande de cuarentena, que ya habíamos empezado a construir hace un tiempo, mientras Mander esperaba aislado pacientemente en una doble puerta.

Ya está en su superparque de cuarentena donde le han hecho las pruebas y le han esterilizado. Ahora estamos temblando, preocupadas a la espera del resultado de las pruebas porque, si da positivo, nos pueden hacer sacrificarlo… pero también estamos confiadas y con la esperanza de que no será así.

Cuando Mander vio el maravilloso parque de cuarentena, no tardó en recorrerlo y tumbarse al sol. Y a pesar de estar separado de su amada Kat, con quien habla cada día desde la distancia, está disfrutando. Se divierte haciendo su charca, se regocija en su cama, goza comiendo fruta, verdura y frutos secos… Y, aunque por ahora solo podemos entrar en el parque las mismas dos personas, nos ha cogido mucha confianza.

Su nombre es en honor a Damien Mander, un activista vegano contra la caza furtiva.

¡Amadrina a Mander y nos ayudarás a seguir rescatando víctimas de la caza y formarás parte de su historia de amor con Kat!