Óscar es un pato que llegó aún con plumón amarillo al santuario…

No sabemos si Óscar fue comprado, como si de un juguete se tratase, para complacer el capricho de un niño, o si vivió con otros patos, si se escapó, o lo abandonaron…

Lo que sí sabemos es que terminó en el jardín de una pequeña residencia de ancianos y hogar social del barrio. Hasta que un humano amante de todos los animales lo descubrió, empatizó con su sufrimiento (las noches de lluvia a la intemperie, pasando frío, sin un amigo con quien compartir los días, con una alimentación poco adecuada… y, como destino, quizá un plato) y decidió rescatarlo de ese nefasto destino y devolverle la vida que debería llevar, que todos los patos deberían llevar. Tras pedir permiso para entrar en el jardín, Óscar viajaba bajo la chaqueta de su rescatador rumbo a su primera noche cálida.

Al día siguiente, los habitantes humanos de El Hogar Animal Sanctuary esperaban su llegada. Estaban impacientes por presentarle a toda la familia y enseñarle cómo es en realidad la vida de un pato libre. Le dieron la bienvenida Sandía y Melón, los dos patos de los que no se separó en todo el día. Óscar estaba seguro por fin, había encontrado con quién compartir el entusiasmo de disfrutar del estanque, la hierba, el sol del domingo de primavera y muchas, muchas tardes de juegos para el futuro.

Hoy Óscar es un pato adulto, sociable y dicharachero, que ha sentido tristeza con la pérdida de sus amigos patos, Melón y Carter, y que disfruta de baños al sol, carreras en la hierba y demás cosas de patos.

Óscar vivirá feliz en su Hogar gozando de su vida, acompañado y acogido, hasta el fin de sus días.