Resil llegó al Hogar de la mano de una voluntaria.

En los alrededores de su casa hay muchos gatitos abandonados; unos vecinos encontraron a Resil al lado de una carretera muy transitada en época de vacaciones y sabiendo del amor de nuestra voluntaria por los animales, se lo dejaron en la puerta de casa.

Lo encontraron escondido entre unos escombros, solito, tratando de sobrevivir junto a otra familia de gatos adultos.

Tenía apenas unas cinco semanas y estaba desnutrido. Pasaba apenas 400 gramos, tenía parásitos y una infección en los ojitos.

Luego de la visita al veterinario, la primera noche fue crítica, con contadas posibilidades de que resistiera.

Por suerte, todo salió bien y Resil se recupera. Poco a poco va cogiendo fuerzas y  es el niño mimado de la casa. Mimado por los humanos y por sus hermanos perros que, como Neo o Greta, cuidan de él, lo protegen y le enseñan a jugar.