El día 20 de mayo una voluntaria del Hogar estaba en la terraza de un bar en La Garriga y Silvia estaba en el suelo, sangraba y le faltaban muchas plumas de un ala, también tenía una pata fracturada. La gente decía pobrecita, pero no hacía nada. Silvia estaba muy quieta. Solo se movía cuando alguien se acercaba, dando saltos con una pata: no sabía volar. Dos señores y la camarera ayudaron a Lucía a encontrar una caja y así la cogió y por la tarde la llevó al veterinario.

Le hicieron una radiografía, vieron que tenía la pata fracturada, le pusieron una venda y la desparasitaron. También dijeron que había que desinfectarle el ala cada día y que le saldrían plumas nuevas.

El veterinario dijo que calculaba que tenía tres semanas y que era probable que se hubiera caído en el primer intento de vuelo, o que quizás la había mordido un perro.

A los tres días de tenerla se le quitaron las vendas porque se le hinchaba mucho la patita. La fractura soldó bien y empezó a apoyar la patita sin que pareciera que le dolía, aunque le hubiera quedado un pequeño bultito.

Tuvieron que alimentarla con papilla vía sonda porque no sabía comer solita. Casi diez días después de haber sido rescatada empezó a comer por sus propios medios y también a volar.

A principios de junio Silvia, (junto con Ona, otra paloma rescatada por las mismas voluntarias) fue nuevamente desparasitada, verificaron que no tuviera tricomonas, y la vacunaron de paramixo.

Luego de esta última visita veterinaria y los tratamientos correspondientes para un tipo de parásito que le habían encontrado a su compañera, Silvia llegó al Hogar.