Telma llegó a El Hogar Animal Sanctuary tras vivir prisionera en una casa y acabar en una perrera.

Telma acabó en la perrera después de que la casa en la que vivía fuese vaciada: según nos dijeron, los propietarios de la casa tenían síndrome de Diógenes. La habían mantenido prisionera, con una cuerda atada a una de sus patas, lo que limitaba sus movimientos.

Además tenía el vientre muy rojo e hinchado y sin plumas, no sabemos si se las arrancaron o las perdió por el estrés que soportó al estar atada. No ponía huevos.

La hinchazón del vientre y la falta de puestas nos hizo temernos lo peor: las gallinas son propensas a padecer cáncer y muchos problemas de salud derivados de la puesta masiva de huevos (si quieres saber más sobre lo que poner huevos supone para las gallinas pincha aquí).

Finalmente acabó en una perrera, junto al gallo Louis, que también fue rescatado por El Hogar Animal Sanctuary en mayo de 2015.

Sin embargo, después de unos días en el santuario, Telma se fue relajando y su cuerpo volvió a producir huevos.

Telma ha sufrido mucho en su corta vida: prisionera, atada, estresada. Enviada a la perrera, un lugar hostil que provoca un auténtico terror en los animales que allí esperan un desenlace, y que suele ser fatal para las aves. Por suerte para ella, alguien nos avisó y pudimos llegar a tiempo para traerla al santuario, al que ya es su hogar y donde vivirá a salvo el resto de sus días.