Cuando los bebés Broiler (seleccionados genéticamente para producir de carne), alcanzan el peso que se supone óptimo para sus explotadores, las granjas apagan los ventiladores, suben los comederos de forma automática y se apagan las luces. Empiezan el silencio, el frío, el hambre… Empieza la soledad.

En cada rincón de las naves bebés abandonados lloran buscando a sus mamás, ellos nunca vieron a mamá pero la buscan por instinto, tienen miedo, quieren alguien que los pueda proteger.

Bebés que no pueden caminar, con patitas deformes o cabecitas torcidas que les impiden guardar el equilibrio y les hacen girar sobre sí mismos, bebés con heridas en el buche, llenos de sangre y pus, al lado cadáveres con el cráneo aplastado, a ellos ya les han descartado y han acabado de un pisotón con su corta vida. Que justos siempre los humanos en nuestra manera de decidir, podemos elegir quien muere y su manera de morir, no importa cuan cruel sea porque al parecer mandamos aquí.

En las granjas de explotación de gallinas broiler se abandona a los bebés con deformaciones o que por enfermedad no van a ser aceptados en los mataderos para que mueran poco a poco. Esta vez no ha sido así, los activistas encendieron la esperanza con pies silenciosos y suspiros de compasión.

Abrazaron uno a uno a los inocentes que vieron la luz del sol por primera vez y sintieron el calor de una mano acariciando su cuerpo. Los bebés son libres gracias a esos valientes que han parado sus vidas y les han rescatado. La cadena de compasión salva vidas, vidas de individuos, vidas de bebés que las industrias de explotación animal maltratan y asesinan.

Ahora viven con el resto de gallinas broiler en un parque solo para ellas, así se puede controlar que su alimentación sea lo más saludable posible y evitar así que engorden demasiado, ya que están seleccionadas genéticamente para engordar. De cuerpito estilizado, comiendo verduras, poca fruta y casi nada de cereales hemos logrado que las gallinas de esta raza vivan más tiempo.

Temis: Diosa de la justicia

Nació como tantos otros con el cuellito torcido.

Las analíticas no han mostrado motivo aparente para que tenga así la cabeza, y las placas tampoco muestran que haya un golpe o malformación en el cerebro que le provoque esto.

Aún con su cuellito maltrecho, Temis puede hacer una vida casi normal.

Ella ha decidido que nada la va a limitar, ver el mundo de lado tampoco esta tan mal, horizontes verticales que solo tú sabes mirar, esto es vida, y un cuello torcido no te va a parar.