Wendolin es una cerda vietnamita víctima de una moda “mascotista” pasajera…

Podemos decir que Wendolin es una “fashion victim”. No porque le guste vestirse a la última y tener más bolsos que nadie, obviamente, sino porque su vida ha sido decidida por una moda y, de nos ser porque en su camino se cruzó El Hogar Animal Sanctuary, es probable que ya no estuviese viendo la luz del sol, tan lamentable es la realidad.

Hace unos años, George Clooney mostraba orgulloso que su mascota era un cerdo vietnamita. Las personas humanas, deseosas de pertenecer a un grupo social con el que nos identificamos y se aceptado en el mismo, en seguida imitamos lo que creemos que nos puede dar más caché en ese grupo. Así que pronto proliferó la demanda de cerdos vietnamitas como mascotas y, por ende, la cría, explotación y manipulación de esta especie sin control sanitario, ni mucho menos ético.

Quienes buscan tener el último grito en “animales de compañía” (término acuñado por el hombre), no siempre están dispuestos a asumir la responsabilidad de por vida que conlleva, ni han investigado las necesidades de estos animales, sus adaptabilidad, tamaño, esperanza de vida… por lo que pronto se dan cuenta de que no pueden permitirse tener a un animal como un cerdo vietnamita en un piso, que crece más de lo que el vendedor ha prometido, y que pide más atenciones de las previstas. Muchos terminan en las perreras, esperando eutanasia…

Así llegó Wendolin a El Hogar Animal Sanctuary. Tuvo la suerte de librarse de la perrera y de la inyección letal, de no haber sufrido malos tratos y de no tener graves secuelas emocionales, pero lo cierto es que ya no la querían y aquí ha encontrado su hogar, con otros cerdos vietnamitas como ella, perros, ovejas, una vaca, ocas… todos animales que la respetan. Y, por supuesto, nosotros los humanos voluntarios que le proporcionamos amor que acepta encantada, con gruñidos de satisfacción.

Los animales no son objetos de lujo, ni modas, sino seres vivos con sentimientos. No debemos adquirirlos comerciando, sino mediante adopción porque son muchos los que esperan su momento en perreras y protectoras. Y encapricharnos con animales exóticos o poco habituales no hace sino dar alas a un comercio y explotación de animales que los cosifica y desprecia.