Cada vez que compras o decides consumir leche, queso o yogur se pone en marcha el mecanismo más atroz que pueda concebir el ser humano:
1.- El ganadero ordena la violación de la vaca.
2.- Una vez violada parirá, con dolor como toda madre, a su bebé.
3.- Con un poco de suerte la dejarán unos minutos con él para que le limpie la placenta.
4.- Este embarazo, provoca la producción de leche en el cuerpo de la madre. De otro modo no sería así: cualquier mamífero segrega leche para la cría de su bebé tras el parto.
5.- Esta leche no irá destinada a la cría de su bebé. Le será arrebatado y llevado al matadero a los pocos días de nacer. Irá aterrorizado camino del matadero, luchando por vivir y sentir el calor y la leche de su madre.
6.- Mientras tanto, la madre se quedará llorando y pidiendo su regreso porque sabe, por naturaleza, que esa leche es para él. (Los mugidos no muestran felicidad, sino auxilio y dolor). Entonces la leche le es arrebata mediante una succión que le provoca mamitis, pus y todo tipo de infecciones. Así hasta que la secan del todo. Si por algún razón hubiera bebés de su especie cerca, a éstos le ponen un aro de acero con pinchos en la nariz para que la madre los rechace y no tomen la leche. Además es inmovilizada durante horas, días y meses.
7.- Este acto de crueldad se repite durante toda su vida fértil y cuando ya no pueda más será asesinada y descuartizada como lo han sido sus bebés. Nunca podrá experimentar lo que se siente al criar una vida y cuidar de un hijo.
Si eres madre o tienes algo de empatía abrirás los ojos.
Tú puedes hacer que pare esta maquinaria: hazte vegano. Consume leches de origen vegetal, son más sanas y no provienen de la muerte y del sufrimiento. Que tu vida no quite otras.
Y recuerda: escucha la voz de la naturaleza. La leche es para la cría de individuos de su misma especie y la muestra de ello es la cantidad de alergias, casos de cáncer e intolerancias provocadas cuando consumes otro tipo de leche que no sea la de tu madre. Si fuera necesario para tu vida seguir tomando leche tu madre seguiría dándotela ya crecidito.
Abre los ojos y no dejes que te engañen con envases atractivos, sabores especiales y publicidad con imágenes de vacas felices en el prado, porque no lo son.
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