Las historias que nos cuentan de animales, no son alegres y divertidas como en los cuentos.
Son vidas de horror, sufrimiento y explotación.
La historia de nuestra princesa, llamada Rapunzel, como la princesa prisionera en la torreta, es la historia de miles de cerdos que por su especie, y mas por pertenecer a esta raza codiciada por los consumidores humanos, que son los que al fin y al cabo mandan en el mercado, la raza “ibérica”, son criados, engordados y asesinados sin ningún tipo de conciencia para consumir su carne.
Rapunzel fue un bebé hace 5 años. Alguien la separó de su madre, me imagino que parto sangriento, la regaló a un señor que dejó que la criaran a biberón sus hijos.
Estos enseguida empatizaron con ella, con su niña.
Siendo jovencita, el hombre avaro pensó que mejor la traían un macho, así procrearía y en vez de un cuerpo tendría para comer mas de dos.
Y así lo hizo, cuando la joven Rapunzel parió tardó poco en degollar a uno, y después otro de sus hijos.
Lo hizo el mismo.Los agarró y los mató con un cuchillo.
Imaginamos los gritos de los bebes y la desesperación y terror de una madre,. Y otra vez ver esa mano asesina que asoma por los hierros de su encierro y agarra al último de sus bebés.
Cuando los hijos del avaro vieron lo sucedido, denunciaron a su padre, que no sabemos si por despecho decidió que acabaría con toda la familia porcina.
Y mataron al macho que fue amigo, compañero y amante de la cerdita. Posiblemente ella también lo vió.
Un año de pleitos y disputas de padres e hijos por la vida de la cerdita.
Y ella, encerrada, sola, a veces comía y veces no. Sin ver el sol. Metida entre orines y heces. Esa fue su vida.
Y de vez en cuando sentir el pánico de tu única compañía, esa mano que odias porque te arrancó lo mas bonito de tu vida.
Y todavía tenía que cogerle comida, cuando esta había. Hambrienta, triste y abatida paso los últimos años de esta cruel vida.
Pero mientras, los hijos no estaban parados, estaban buscando un imposible de salvarla la vida. Y contactaron con el Santuario-escuela de El Hogar de Luci, que aunque lejos, oyeron la macabra historia por teléfono y apresuraron los preparativos.
Dos familias de humanos luchando por lo mismo: su vida.
Hoy Rapunzel olvidó su pesadilla, vive sin hierros ni ataduras. Como todos los días, bebe cuando quiere y corre, Rapunzel siempre corre.
Es feliz en libertad, es sociable con cualquier especie y no guarda ningún tipo de rencor a los humanos.
Eso si, Rapunzel tiene una mirada pesarosa. Siempre creo ver tristeza al final de ese precioso ojo almendrado.
¿Quien sabe? Será un secreto que como tantos otros animales, no podrán contar.
Si quieres colaborar a rescatar a mas animales como Rapunzel puedes ayudarnos siendo voluntario desde casa o de forma presencial.
Y si quieres hacer algún donativo puntual para ayudarnos a seguir manteniendo este oasis de paz, puedes hacerlo desde cualquier lugar:
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