Quizás alguna de vosotras haya paseado por un parque donde habita una familia de patos, gansos o cisnes y se haya dado cuenta de que hay algunos que tienen algo raro en las plumas de sus alas. Unas pocas plumas primarias (las más largas) apuntan al cielo o a los laterales y las alas parecen retorcidas. Aquellas que conviváis con estos increíbles animales puede que ya sepáis que se trata la enfermedad denominada “Alas de ángel”.
Fuente: Zoorprendente
Esta dolencia solo aparece en animales en cautiverio ( o semilibertad dependiente del ser humano), principalmente en cisnes y gansos, aunque también se da en patos. A pesar de que es una enfermedad con causas multifactoriales, cabe destacar la dieta y las modificaciones del ritmo de crecimiento como principales detonantes. Una alimentación con una elevada carga energética o proteica y un bajo aporte de vitaminas pueden causar la deformidad de las alas (Barrueta-Acevedo, 2011). Estas dietas son las que se les suministra a las aves en cautividad, principalmente grano para un rápido crecimiento y con poca cantidad de vegetales. Esta aceleración del ritmo de crecimiento genera que las alas no puedan soportar el peso de las plumas y se curve el tejido de soporte. Lamentablemente, una vez que el animal es adulto no existe tratamiento y pierde por completo la capacidad de volar.
Fuente: Avicultura
Siguiendo la premisa de intentar causarnos el menor daño posible las unas a las otras, podemos afirmar que causar enfermedades y daños a estas animales cuando es evitable está mal ¿Cómo podemos nosotras evitar que esto ocurra? ¿Cómo protegemos a estas aves de enfermedades y dolencias? Debido al consumo directo de sus cuerpos matan en España cada año 825.344 patos en mataderos (2004-2018 MAPA) por lo que en primer lugar, para protegerles, hay que dejar de demandar carne y huevos de patos o gansos. Otra forma de protegerlas es no subvencionar la industria del foie que es tremendamente cruel con estos animales. Si nos negamos a usar productos con plumas, como edredones, abrigos o accesorios también contribuimos a que la patología desaparezca, junto con el sufrimiento innecesario de que les arranquen plumas. Si no hay demanda no hay granjas en las que sobrealimentar y hacer crecer rápido a estos animales provocándoles estos problemas antes de matarlos.
Fuente: Avicultura
Sin embargo, podemos dar un paso más en la consideración que tenemos hacia estos animales, muchas veces olvidados. Concienciarnos y actuar, para mejorar la salud de aquellas aves que son nuestras vecinas en las ciudades y parques, está en nuestra mano. En gran medida estas aves que habitan los núcleos urbanos dependen de la buena fe de las personas humanas que las alimentan, sin estos aportes la vida en un ambiente tan antropizado sería impensable para patas, gansas y cisnes. Pero, es necesario tener cuidado cuando preparemos el alimento que les vamos a proporcionar. Muchas personas, pensando que es mejor que coman algo a que no coman, les suelen dar pan, snacks salados u otros restos de comida humana que no son beneficiosos para su salud e incluso pueden dañarla. Debemos tener en cuenta sus necesidades nutricionales a la hora de alimentarles, como haríamos con cualquier animal humano o con los animales no humanos con los que compartimos el hogar. Las aves acuáticas como ellas requieren de fuentes de fibra y vitaminas que aportan brotes, algas y semillas en el medio natural (Hume, 2007). Es importante añadir fruta (uvas sin pepitas), verduras de hoja (lechuga), legumbres frescas (guisantes) y semillas con una elevada densidad nutricional (avena). Aquí en el santuario El Hogar lo tenemos muy presente y todas las aves acuáticas reciben una alimentación en la que se priorizan los vegetales para evitar que puedan aparecer enfermedades.
(Infografía El Hogar)
En el santuario, tenemos una patita muy especial, Nuria, que tiene la enfermedad de las Alas de ángel. Fue rescatada de un mercado en el que tristemente se vendían animales cómo si de objetos se tratasen. Probablemente las alas de ángel surgiesen por una alimentación barata para que creciera rápido sin gastar mucho. El ver a los animales no humanos como mercancía siempre será dañino para ellos, se acabe o no con su vida por mera gula. En El Hogar los animales no humanos son individuos únicos que hacen su vida tratando de sobrellevar las secuelas de un sistema especista. A pesar de no poder volar, Nuria está protegida y su enfermedad no será un impedimento para que continúe con su vida.
Nuria en la Fundación El Hogar Animal Sanctuary
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