La pirotecnia forma parte de una amplia lista de formas en las que las humanas celebramos diferentes eventos y su uso está fuertemente condicionado por la cultura local. Sin embargo, todas sabemos que, en mayor o menor medida el sonido de los petardos o los fuegos artificiales, sobre todo si es repentino, o las luces intensas pueden llegar a ser molestas. Ahora imaginemos por un momento que estos estímulos nos pillan siempre desprevenidas, que no logramos saber porqué ocurren o cuando acabarán. Puede sonar angustioso o incluso aterrador, pues para los animales no-humanos es así solo que, ampliado hasta 4 veces, ya que su oído es por lo general mucho más agudo que el nuestro, así como su vista.
Los animales no-humanos que conviven con nosotras presentan ante los fuegos artificiales y los petardos conductas que van desde un nerviosismo moderado (bostezos, temblores o aumento de la vigilancia) hasta una fuerte ansiedad (vómitos defecación o auto mutilaciones – Storengen y col., 2015), pudiendo llegar a morir por fallo cardiaco, por salir corriendo tratando de huir y ser atropellados o perderse (Lacalle Díaz, 2018). Esto puede ocurrir tanto en mamíferos como en aves (en menor medida en reptiles o anfibios) y la edad y condición física del individuo influye mucho en las consecuencias de exponerse a la pirotecnia. En el caso de perros mayores o enfermos, roedores, o aves de pequeño tamaño el fallo cardiaco es muy probable.
Los animales silvestres que viven cerca de asentamientos humanos también sufren las consecuencias. Las aves, por ejemplo, vuelan a altitudes mayores de las que normalmente alcanzan y se mantienen en el aire durante mucho más tiempo de lo normal cuando se lanzan fuegos artificiales. Esto les provoca un gran gasto energético que dependiendo de la época del año puede ser fatal, trastornos del sueño, falta de conocimiento de la nueva localización y desorientación inicial, que puede matarles si chocan con cristaleras u otros obstáculos en medio de la noche (Shamoun-Baranes y col., 2011). No solo afecta a las aves, sino a toda la fauna que deben adaptarse a una celebración que ni les va ni les viene, únicamente pueden esperar a que el infierno de fuego, ruido y luces termine lo antes posible. Debemos entender que a los animales diurnos les trastocamos los ritmos circadianos innecesariamente, pero a los nocturnos les afectamos también, ya que normalmente tienen el oído mucho más desarrollado y podemos provocarles lesiones que les dificulten la supervivencia futura.
Además de a los animales no-humanos, la pirotecnia puede causar problemas en personas neurodivergentes, en niñas, enfermas o de avanzada edad. Uno de los casos más comunes es el de las personas situadas dentro del espectro autista, para ellas y otras personas neurodivergentes los ruidos intensos o repentinos pueden provocar crisis de ansiedad, agorafobia en los días posteriores y tener que aumentar la medicación (Calderón, 2020; García, 2016). También hay lesiones en humanas causadas por el mal manejo de los petardos, accidentes o incendios provocados por estos mismos. En España han muerto más de 100 humanas en las tres últimas décadas a causa de la pirotecnia (García, 2016). En el caso de los animales no-humanos las bajas no se contabilizan, pero las protectoras registran todos los años un aumento de las llamadas y de los ingresos los días posteriores a la pirotecnia.
En la Fundación El Hogar contamos con muchos animales de avanzada edad, que han pasado por traumas o cuya naturaleza no les permite soportar esta clase de eventos. Soul, por ejemplo, es un podenco que tras un pasado lleno de dolor y maltrato por parte de las humanas conoció el cariño y los cuidados en el santuario. Sin embargo, tras más de un año con nosotras sigue teniendo miedo a los ruidos, las personas extrañas y los objetos grandes, y se esconde cuando algo se cae al suelo. Como él hay muchos perros que han encontrado una familia que les quieren y les cuidan, lamentablemente no les pueden proteger del egoísmo de otras humanas que siempre que pueden desatan un infierno en las calles de nuestras ciudades y pueblos.
Teniendo en cuenta todo esto nos preguntamos como hay personas que aún viendo el daño que pueden provocar les da igual seguir maltratando de esta manera a tantas compañeras de diferentes especies que sufrimos el egoísmo de otras. Por todas las victimas de la pirotecnia, por las que han dejado atrás con el corazón roto deseando haber podido hacer algo, posicionémonos. Digamos NO al uso de pirotecnia, ninguna festividad justifica el sufrimiento ajeno.
Referencias
Judy Shamoun-Baranes, Adriaan M. Dokter, Hans van Gasteren, E. Emiel van Loon, Hidde Leijnse, Willem Bouten, Birds flee en mass from New Year’s Eve fireworks, Behavioral Ecology, Volume 22, Issue 6, November-December 2011, Pages 1173–1177, https://doi.org/10.1093/beheco/arr102
Storengen, L. M., & Lingaas, F. (2015). Noise sensitivity in 17 dog breeds: Prevalence, breed risk and correlation with fear in other situations. Applied Animal Behaviour Science, 171, 152-160.
Calderon Bancayan, J. V. (2020). La regulación de la pirotecnia y los derechos fundamentales de las personas con Trastorno de Espectro Autista.
Lacalle Díaz (2018) La pirotecnia causa un gran sufrimiento a humanos y otros animales (eldiario.es) El Caballo de Nietzsche
García (2016) Los juegos de la muerte (eldiario.es) El Caballo de Nietzsche
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