Recientemente ha llegado a una familia un pequeño gato bebé, que había estado con su madre y sus hermanos hasta unos días antes.
Al llegar a casa estaba un poco desconcertado y asustado. Vio que había otro gato adulto, con el que ha jugado mucho desde el principio, pero también había humanos. Y entre los humanos una mamá que daba el pecho a su cachorro humano. Así que nuestro pequeño, no se lo ha pensado dos veces, y ahí se ha metido, bien pegado al cuerpo del cachorro humano y su mamá, moviendo sus patitas y ronroneando de gusto, a compartir esos momentos de calorcito y amor.
Porque ellos no distinguen entre especies, sólo reconocen el amor o el dolor.
“Educando en el respeto. Educando por la vida”.