Unas navidades de paz y amor

Las navidades, las comuniones, bodas, bautizos o cualquier otra celebración es un motivo para reunirse alrededor de las mesas y entre risas y buen humor, los comensales meten el cuchillo y rasgan. Descuartizan y se lo llevan a la boca.

Y mientras…

Una madre desolada mira al infinito sabiendo que una vez más, no volverá a ver a su bebé.

Bala, grita y olfatea la paja donde hace dos días su corderito mamaba.

Otras muchas como ella, madres explotadas, usadas como máquinas de producción siguen soltando la sangre del parto. No hay veterinarios, no  hay ninguna atención. Unas vivirán y otras estarán demasiado hastiadas para seguir adelante. Morirán con la pena de sus bebes robados y la anemia de tantos partos sin descanso.

Hoy Alegría, ha cumplido 5 años, y tras esa mirada de precaución y miedo al acercarnos, podemos suponer lo que tuvo que sufrir con esos 5 bebes que ha llorado. Uno por año.

Esta vez, la oveja madre, verá pasar los días, le verá crecer y sabrá que este lugar no es igual a ningún otro. Aquí se la respetará y lucharemos para que su hijo esté siempre con ella.
Podrá verlo crecer y gozará como goza una madre cuando comprende que todo irá bien, que serán todos los días que llenan una vida, y no sólo 10 después de nacer.

Barry es su bebé.

Su nombre rememora a un hombre de honor que murió precisamente por defender los derechos animales haciendo huelga de hambre.

Barry Horne.

Hoy el bebé llora y su madre acude a consolarle, tiene hambre y come cuando lo necesita. Duerme con ella, calentito. Y empieza a saltar y juguetear con la hierba bajo su atenta mirada.

Dos vidas más, tan importantes como cada una de las nuestras.

Dos motivos más para seguir adelante. Un hijo más para nuestro Hogar y una madre con la que aprender y a la que respetar.

Y detrás de esta entrañable familia, llora y se asoma otro bebé.

Esta vez más endeble, pequeño y delgado.

El es Marco.

Un corderito huérfano que intentaba sobrevivir habiendo perdido a su mamá, quien sabe si en el parto No asistido por un veterinario, como todos los demás, o quizás que la madre de Marco ya no podía alimentarle con ese cuerpo gastado y acabó como carne de oveja en algún plato.

Este es el prólogo a la historia que nos contaron y que hizo que de inmediato tuviéramos que interrumpir las actividades del día y preparar una estancia calentita y confortable para esta familia.

Un socio y amigo de nuestra asociación viajó como cada navidad a esas tierras que tiene en la montaña con el fin de preparar junto al guardes la casita que albergaría a su familia para estas fiestas.

Pero este año, en el cuartucho de herramientas lloraban seres que para el asombro del propietario, estaban allí prisioneros.

Nuestro amigo y socio quedó espantado con la escena, y tras escuchar el sangriento destino que les esperaba, le pidió, más bien le ordenó, que cortara esas cuerdas y montara de inmediato a los animales a su furgoneta. Allí nadie moriría en sus tierras, ni para comer, ni para celebrar absurdas fiestas.

Cortaron la cuerda de un metro que ataba a la mama oveja, la curaron heridas y viajaron camino al Santuario.

Y cuando abrimos la puerta, y vimos todos esos ojillos asustados, supimos que estos días si que serían de amor y paz, de nuevos comienzos y verdaderas oportunidades para cambiar, en este caso, cambiaríamos entre todos su futuro.

Tú también puedes participar de este rescate, puedes amadrinar a la familia y así ayudarnos con la manutención: amigos@elhogarprovegan.org

Pero, si esta historia te ha enternecido, y realmente quieres ayudar, puedes hacer la aportación más grande de tu vida, puedes cambiar tu alimentación.

Si dejas de comer carne, salvarás a miles de animales. No colaborarás con su explotación y no estarás promoviendo estos raptos, asesinatos y el genocidio animal que está ocurriendo a nuestro alrededor.

Una decisión tuya, afecta a miles de individuos, es el regalo más bonito que puedes hacer. Puedes cambiar y ser respetuoso con el resto de seres que quieren vivir y no morir para servir de alimento al humano.

HAZTE VEGANO.

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