Zorbas, el gato que enseñó a volar a la gaviota

La historia de Zorbas es una de tantas historias de abandono en las que después de conocer el calor de un hogar, se encuentra en la calle, sin más recursos que su propio ingenio. En el caso de Zorbas, su familia tuvo la gran idea de abandonarlo en una rotonda, a pie de la carretera de Valencia.

Zorbas esperó y esperó, durante tres largos años, a que su familia, la única que él había conocido, volviera buscarle.

Durante todo este tiempo Zorbas se preguntaba qué había hecho para merecer esto y por qué lo habían dejado allí, si él solo quería estar calentito y recibir mimos, a cambio ofrecía todo su amor y lealtad.

Todos los días Zorbas cruzaba dos carreteras muy peligrosas en busca de comida, pero siempre volvía a la rotonda a esperar a sus amos. Un buen día, cuando Zorbas cruzó esas dos carreteras tan peligrosas, al otro lado encontró su ángel: allí estaba Feli.

Entre ellos se creó un vínculo especial, indisoluble, que los mantenía unidos sin que ellos pudieran hacer nada. Feli le bautizó Zorbas porque vio en él ese corazón noble y luchador que le había inspirado el gato Zorbas, de la novela de Luis Sepúlveda. Ese gato bueno, con un sentido del honor tan profundo que se comprometió a enseñar a volar a una gaviota.

A partir de ese momento Zorbas no volvió a pasar hambre, Feli se ocupó de darle de comer todos los días durante todo el tiempo que Zorbas estuvo esperando a su familia. Feli no dormía el día que Zorbas no aparecía: “¿Qué le habrá pasado? ¿Estará bien?”- se preguntaba. Hasta que volvía a aparecer, exhausto, hambriento y con nuevas heridas de guerra. La guerra de la vida en la calle. Ella le cuidaba y le curaba y él volvía a su rotonda.

Los gatos de la calle no le querían, claro, él no se había criado con ellos y no le reconocían como “uno de los suyos”. A menudo le pegaban y Zorbas volvía cojeando, dolorido y con alguna que otra herida y buscaba el cariño y los cuidados de Feli, su salvadora.

Hasta que un día las heridas fueron tan profundas que Zorbas no tuvo fuerzas para seguir cruzando carreteras, Feli lo recogió lo llevó a veterinario y decidió subirlo a su casa.

Pero el destino estaba en contra de ellos, resultó que Zorbas era positivo en inmuno, una enfermedad que no es peligrosa para los humanos pero podía contagiar a los dos gatos de Feli.

Feli estaba hundida, ella quería a Zorbas y deseaba que se quedara con ella, ansiaba darle el hogar que tanto se merecía. “A la calle no vuelve, eso seguro” – se decía Feli.

Así que le buscó un lugar en el que pudiera vivir tranquilo, que estuviera calentito en invierno y que no corriera peligros ni pasara hambre, hasta que encontrara su familia, la de verdad, aquella que no le abandonara nunca y supiera apreciar su noble corazón.

Zorbas está ahora en El Hogar de Luci, donde Feli lo visita con regularidad, le lleva su comida preferida y se le escapan lagrimillas de rabia e impotencia por no poder acoger a Zorbas en su casa como ella hubiera querido.

Ahora no corre peligro y recibe cariño y atención, pero Zorbas sigue esperando una familia que le quiera y no le abandone. Que le haga sentir seguro para que pueda olvidar todos esos años de penurias.

  • Si quieres formar parte de su vida y ser esa familia que tanto ansía, adoptarle y darle un hogar seguro y responsable:

adopciones@elhogarprovegan.org – 635120868

Si te solidarizas con su dolor, si quieres ayudarle y ayudarnos a rescatar a más animalitos como Zorbas, puedes amadrinarle o hacerte soci@ de EHL.

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