Hay muchísimos juguetes que normalizan la explotación animal. Bajo la apariencia inocente y las expresiones de felicidad de esos juguetes en forma de animales se instaura una idea perversa en la mente de los más pequeños, que los animales están felices siendo explotados.
Los adultos podemos explicar de manera adaptada a cada edad que los animales también merecen ser respetados y que su vida tiene valor por sí misma.
Un primer paso es evitar regalar este tipo de juguetes a los más pequeños.
¿Les ayudamos a no reproducir patrones?