Un vuelo y…

Yo quiero ser transparente, eso fue lo que elegí.

No salió muy bien el embrujo y mi cuerpecito aunque pequeño es visible.

El color de mis plumas es blanco, no traslucido… mi deseo no se cumplió.

Por esto supe, cuando el huevecito se rompió que sería una vida corta . Nunca pensé que además de corta, podía ser tan dolorosa.

Nacer siendo un animal ya es bastante jodido, en este mundo de humanos que nos ha tocado lidiar.

Pero si encima eres especie de caza… inofensiva y provocativa… nada mas nacer tienes que correr.

Desgraciadamente ver la luz no significa lo romántico que lees en los cuentos. Mi luz era fría y artificial. Jaula de metal y muchos como yo llorando al comprender que nuestro destino iba a ser un horror.

Y del criadero a la tienda. Entre otros animales hacinados. Manos que sin pudor nos cogen y voltean y nos gritan, y otros nos miran por el cristal. Preguntan el valor de nuestra vida y de vez en cuando, viene un cazador y se lleva a muchas compañeras y las lágrimas invisibles se deslizan por sus mejillas.

-Un vuelo, y no más-. Es la última frase que nos dicen las que se van.

Hay una leyenda que dice que cuando una mano abre la jaula, cuando te mienten y te hacen creer que eres libre… emprendes el vuelo y caes al suelo.

Te disparan a traición, y alguien en la lejanía grita emocionado mientas con un terrible dolor, se desangra tu cuerpo, y con el, tu vida.

Ayer se abrió mi puerta y la mano del mercader agarró mi cuerpecito herido. Yo estaba tendida, pisoteada por el ir y venir de mis compañeras aterrorizadas.

Un vuelo y no mas!, ¡Un vuelo y no mas!- Gritaban

Pero la leyenda, en este caso, no ha tenido fundamento. Y es que ni yo podría volar, pues estoy con la patita rota y el hueso fuera desde hace mas de 15 días, ni me hubieran comprado para cazar…

Una persona de esas de ojos vidriosos y lagrimas a punto de escapar me miró entre el cristal y al ver como me pisoteaban y no podía ni ponerme en pie, decidió hablar con mi carcelero para que liberara mi cuerpo.

Y después de ponerme gordita comiendo un menú rico y variado, ha venido a por mi Miguel, el veterinario.

Me ha operado y ahora, con una aguja de metal sujetando mi hueso, aprendo de nuevo a caminar. Y.. quien sabe, quizás pueda aprender también que después de un vuelo, hay mas…

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