[:es]El consumo de carne de caballo es muy minoritario en el país, sin embargo existe un oscuro negocio de contrabando que mueve muchísimo dinero. Y lo peor, arrebata miles de vidas.
En España, según la normativa sanitaria, se clasifica a los caballos en dos tipos. Por una parte están los de recreo, en cuya documentación aparece una nota específica que les cataloga como carne no apta para el consumo humano. Con este identificativo entran en el grupo de animales domésticos, como por ejemplo, los perros. El otro tipo de caballos son los de abasto, aquellos criados para el consumo. Como ocurre en otros tipos de explotación, cada ejemplar debe contar con una cartilla donde se refleje un control de todos los productos que se hayan suministrado, resultados de analíticas, enfermedades, tratamientos, etc. Esto es lo que se conoce como “trazabilidad”. En el caso de la trata de caballos, este seguimiento se ha perdido y la exportación de su carne, forma ya parte del mercado negro.
En los últimos meses se han destapado varias redes que comerciaban con carne de caballo. Diversos mataderos han sido investigados también por formar parte de este tipo de operaciones y sacrificar a caballos de todo tipo: rechazados de hípicas, hipódromos o centros de terapias. Ancianos, crías, enfermos o lesionados. Incluso caballos robados. Domésticos o de abasto. Dicen los investigadores que sobran caballos, porque su consumo no forma parte de nuestra tradición gastronómica. Pero en otros países sí. También se envían vivos al extranjero para que sean los mataderos del país destinatario quienes se ocupen de todo. Viajan por carretera en condiciones de tortura hasta países como Italia, Rumanía, Bélgica, Francia y Holanda.
La “operación Gazel”, como se llamó a la investigación, se desmanteló el mes de abril y afecta a siete comunidades autónomas. A los detenidos se les imputan los delitos de maltrato animal, falsedad documental, prevaricación, contra la salud pública, blanqueo de capital y organización criminal. Esta red de comercialización europea contaba con unos beneficios anuales de 20 millones de euros.
En España se producen anualmente, 16.000 toneladas de carne de caballo, lo que equivale a decir que al año se trafica con la vida de miles de equinos.
El verdadero problema de esto, no es el hecho de que se venda carne de caballo sin supervisión veterinaria. Lo terrible es que surjan mafias que se lucren y promuevan la crueldad y el abuso.
¿Cómo funciona el tráfico de caballos?
Desde que la crisis nos golpeó de pleno, allá por 2008, el abandono de caballos se ha multiplicado de forma muy alarmante. Miles de ellos han muerto en esta última década de inanición y enfermedades derivadas de graves negligencias. De repente eran un estorbo y un gasto desmesurado y los ganaderos simplemente los dejaban morir. Hasta que algunos mataderos comenzaron a comprarlos a bajo precio. Y todos contentos. La reventa de caballos es, por desgracia algo habitual. Así, a todos los individuos desechados después de una vida entera de maltrato y explotación y que ya no son rentables, aún se les puede sacar un último provecho económico.
La historia de los caballos es una de las más tristes jamás contada. Entroncó con la del ser humano en la prehistoria y desde entonces se han convertido en las víctimas de todas nuestras mezquindades. Utilizados para trabajos pesados, en guerras, en actividades dañinas de entretenimiento. Para unos son juguetes, para otros comida, para muchos, dinero. Y para casi todos los demás, nada. Ahora pasan a formar parte de especulaciones en los bajos fondos, vendidos y revendidos, de mano en mano, como aquellos esclavos negros que capturaban en África y transportaban a Europa o América.
Por último, queremos apuntar que, aunque los caballos suelen generar más empatía, el consumo de su carne es moralmente tan reprobable como la de vaca o cerdo. La única reacción justa y coherente ante el maltrato de cualquier animal es el veganismo.[:]