Margarita, es una vaca de lidia huérfana. Era un bebé cuando fue separada de su mamá y la regalaron, como se regalan las cosas.

Era muy cariñosa con los niños y las mujeres porque todo el barrio se reunía en torno a ese bebé cada día. Las vecinas pasaban la tarde a su alrededor y le llevaban comida. Si bien el dueño la finca la tenía suelta, no la cuidaba ni la alimentaba como correspondía; la maltrataba bastante y eso generó en ella mucho miedo a los hombres. Sin embargo, las señoras del pueblo hasta le llevaban de regalo cosas de sus huertos.

La persona que la tenía, además de maltratarla, nunca la identificó y mucho menos vacunarla o registrarla, entonces, al cabo de un tiempo, alguien lo denunció. Y esto repercutió directamente en Margarita porque, a cambio de una reducción en la multa acumulada, decidió que prefería matarla. En el expediente consta literalmente «destrucción del animal».

Las vecinas, alarmadas por la inminente muerte de Margarita, avisan a un santuario de Madrid que como no pueden quedársela, a pesar de estar más cerca que nosotros, nos avisan del caso. Así empieza una lucha contrarreloj para salvar la vida de Margarita.

Luego de abogados y  papeleos con las administraciones que no llegaban a nada,  decidimos sacar a Margarita de ahí y traérnosla. Las administraciones se enfadaron bastante con nosotras así que tuvimos que hacer público el caso, organizar manifestaciones, recogida de firmas, etc. Más de  190 mil personas, de muchos países y diferentes condiciones, firmaron en la plataforma para que no se llevara a cabo la sentencia de muerte Margarita.

Al final lo conseguimos: Margarita pudo sentar precedente y, a día de hoy, las vacas que no están identificadas ya no tienen que ser sí o sí sacrificadas como marca la ley. Nos consta que ha salvado la vida de muchas vacas que vinieron después.

Margarita vive con su hermana Ruby, que tiene la misma edad que ella. Dispone de un parque acorde a su tamaño donde jugar y convivir con cerdos, jabalíes, ciervos, y con todos aquellos que quieran compartir espacio con ella.

Margarita se ha convertido en un símbolo, con su inocencia, con su carácter de vaquita tranquila, sin saber todo lo que se generó a su alrededor. La dulce margarita ha removido conciencias como nadie.