Palomas, palomas, y más palomas por las calles.
Palomas en los tejados, palomas en los árboles.
Palomas volando.
Palomas comiendo el pan que algún buen viejecito les quiso tirar.
¿Y yo? ¡Yo no soy paloma!
¡Yo soy un pollo de torcaz!
Estoy asustado, este no es mi lugar.
Hay ruidos, luces y coches por todas partes.
Dos chicos me acaban de coger y no paran de decirme:
“Tranquilo pequeño pollo, vas a salir de esta gran ciudad”.
Sigo con miedo, pero al fin veo algo de claridad…
¿Qué lugar es este? ¿El Hogar de?… ¿Luci?
¿Quién será esa Luci? ¿Por qué me traéis a su Hogar?
¡¡Anda!! ¡¡Pero si veo más torcaces! !! Y…
pero…¿Eso qué es?
¿Gallinas? ¡Cómo mola!
¡Seguro que querrán jugar!
¿Patos? ¡Genial!
Tienen pinta de ser buenos compañeros de vida.
Creo que ya estoy en mi lugar.
Las demás torcaces me miran con curiosidad,
¡creo que quieren que vaya con ellas a volar!
Por Marta
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